Hispanos Católicos

El 27 de marzo pasado, la plaza de San Pedro estaba vacía,  mojada y lúgubre cuando el Papa Francisco otorgó a Roma y al mundo una bendición extraordinaria en estos tiempos extraordinarios. Pero desafió la penumbra de COVID-19 con un testamento de esperanza muy necesario en medio de esta crisis, una esperanza que nos confirió el Señor resucitado que nos consuela en tiempos difíciles y que celebramos con particular alegría en la Pascua.

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