Dania Jaramillo/ miembro de la comunidad San Felipe Neri
Es la primera que pasa en Canadá y el Mundo el cierre de todo. Esto realmente hace sentir miedo y temor. Ante esta situación ¿cómo podemos sobrevivir? En estos momentos, creo que uno llega a encontrarse con mismo y empieza a decir, ‘no quiero morirme’, sentimos ese miedo. Pero en realidad, al tener el conocimiento de Dios y estar en una comunidad, y al haber tenido ese caminar de fe, pues nos lleva prácticamente a lo bueno, a sentirnos espiritualmente saludable.
Para poder conllevar esta situación, el primer paso es estar informado sobre el COVID-19, recibirlos datos que da el Gobierno y mirar todo lo que pasa a nuestro alrededor. También es muy importante conocer sobre las prevenciones y sobre todo ver qué pasa en nuestros países y con nuestros vecinos y con aquellas personas que ni siquiera saludábamos.
Todo esto despierta en nosotros un llamado especial, ese llamado desde que estábamos en el vientre de nuestras madres, al amor, como Dios nos ama. A veces con el paso del tiempo en la vida perdemos ese sentimiento de intersección, el sentido de orar, de pensar y ayudar a los demás, porque a veces pasamos un buen momento en nuestras economías, logramos triunfos y victorias. Y, uno tiende a veces a irse por otro camino.
Y siempre hay momentos de pruebas. Pienso que los males vienen para que nosotros como humanos y cristianos católicos volvamos a la fe. En este tiempo de Cuaresma, la pandemia del COVID-19, lo tomo como un tiempo de reflexión con nosotros mismos, en esta unión familiar y de conocernos más. Saber que somos frágiles y que tenemos miedo, Y que tenemos esa debilidad como seres humanos.
Siempre me ha motivado la frase: ‘Dios es amor’, como está escrito en la primera Carta de Juan, Capitulo 4, Versículo 8, que nos habla de ese amor de Dios, que lo recibimos con la misma existencia que es la demostración de Dios. Y esa misma demostración de Dios es la que nos permite hacernos vernos frágiles, pero al mismo tiempo podernos decir que hemos fallado y dejar el hombre viejo y revestirnos del hombre nuevo porque en este tiempo de Cuaresma que ni siquiera podemos asistir a la Santa Misa cada domingo, o al Santísimo, o al grupo de oración. Entonces, buscamos ciertos recursos para poder sobrevivir y cómo alimentarnos espiritualmente todo este tiempo. Mi opción es la oración personal, comunitaria y en familia. Siento que eso me restablece y me da la energía, el ánimo, la esperanza y la fe. Así se siente el amor de lo que dice la Biblia cada día el Santo Evangelio. También uno recurre a los videos católicos, a la gente, los sacerdotes y las homilías que se transmiten en la santa misa.
Todo esto es una gran ayuda para nosotros, especialmente para mi situación con la comunidad del grupo de oración de la comunidad carismática San Felipe Neri. Nació en mi tratar de reunirnos en una sola voz y en un solo espíritu a través de una videollamadas o teleconferencia por Messenger. Esta es una manera para estar unidos en la oración porque Dios se manifiesta en cada uno de nosotros siempre se manifiesta el Espíritu Santo.
Si Dios es amor, uno recibe ese amor también para darlo. Si yo recibo el amor de Dios lo doy a la persona, porque si yo no lo conozco cómo yo lo podría dar. Entonces en estos tiempos difíciles ha despertado en cada uno de nosotros esta solidaridad y ese amor al prójimo que Dios está pidiendo siempre en la santa biblia y siempre lo vamos a estar viendo. ‘Dios es amor’, la biblia lo dice, como dice la canción y San Pablo lo recuerda. Lo recuerdo mucho desde mi primera comunión y nunca me voy a olvidar, para mi es mi slogan de la vida “DIOS ES AMOR”. Saber que Dios es misericordioso y compasivo y él sabe por qué están pasando todas estas cosas y para qué. Para mí es para crecer espiritualmente en la fe…