Por Ricardo Quiñones/ Párroco de La Sagrada Familia en Ottawa
Dios lleva la historia….Este tiempo lo estoy viviendo como un tiempo de gracia. Les decía a la gente antes de que se propagara el coronavirus o COVID- 19 que el tiempo de la cuaresma es un tiempo donde la iglesia nos invita a volver a Dios de todo corazón ponerlo en el centro de nuestras vidas……y les decía también hagan ayuno de tecnología….del celular que muchas veces ha sido motivo de distanciamiento en las parejas, reuniones de amigos se veía que cada uno miraba su celular o en la misma familia ….siempre conectados con el celular y también entre los mismos miembros de una misma familia…… entre corre y corre ….pues de hecho que ya no había “tiempo” para hablar entre los mismos miembros. Dios corrige en la historia. La tecnología en sí misma no es que sea mala pero si se pone en un pedestal para adorarlo esto causa distanciamiento y muchas veces hasta peleas. Dios permite ciertas situaciones para corregirnos y purificarnos. Con esta pandemia ahora si hay tiempo para la familia y no necesitamos la tecnología para escuchar y verse en la misma casa. ¿Cómo esta situación me afecta a mí? ¿Cómo superar las barreras que me separan del otro? Debido a esta situación de aislamiento físico la manera de saltar la distancia es estar comunicados es por medio de la tecnología…..el celular, redes sociales y otros medios de comunicación. He tenido que aprender… Yo estoy conectado virtualmente con los feligreses de la Parroquia a través de la website y el Facebook donde todos los días hago una pequeña reflexión sobre el Evangelio del día, y los domingos se transmite la misa en vivo por Facebook. También por medio de una aplicación he tenido posibilidad de contactar en conferencia con los padres y los niños de la 1ra. Comunión de manera que no pierdan ningún encuentro. Esto es poner la tecnología al servicio del hombre para anunciar a Cristo, para acompañar y meditar sus enseñanzas. Enfrentar los nuevos desafíos para el anuncio del evangelio. Poner la tecnología dentro del deseo de Dios.