Antes de impartir la bendición Urbi et Orbi este Domingo de Resurrección, 17 de abril, el Papa Francisco destacó en su Mensaje de Pascua que “necesitamos al Crucificado Resucitado para creer en la victoria del amor, para esperar en la reconciliación” y alentó a dejar entrar “la paz de Cristo en nuestras vidas, en nuestras casas y en nuestros países”.

Según las cifras de las autoridades italianas, alrededor de 100 mil personas acudieron a las cercanías del Vaticano este Domingo de Pascua para la bendición Urbi et Orbi con el Papa Francisco.

Tras reflexionar brevemente en el relato del Evangelio sobre la Resurrección de Jesucristo, el Santo Padre indicó que “no es una ilusión” sino que “hoy más que nunca resuena el anuncio pascual tan querido para el Oriente cristiano”.

¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado! Hoy más que nunca tenemos necesidad de Él, al final de una Cuaresma que parece no querer terminar. Hemos pasado dos años de pandemia, que han dejado marcas profundas. Parecía que había llegado el momento de salir juntos del túnel, tomados de la mano, reuniendo fuerzas y recursos. Y en cambio, estamos demostrando que no tenemos todavía en nosotros el espíritu de Jesús, sino que tenemos todavía el espíritu Caín, que mira a Abel no como a un hermano, sino como a un rival, y piensa en cómo eliminarlo”, advirtió el Papa.

Por ello, el Papa dijo que “necesitamos al Crucificado Resucitado para creer en la victoria del amor, para esperar en la reconciliación. Hoy más que nunca lo necesitamos a Él, para que poniéndose en medio de nosotros nos vuelva a decir: ¡La paz esté con ustedes!”.

“Solo Él puede hacerlo. Solo Él tiene hoy el derecho de anunciarnos la paz. Solo Jesús, porque lleva las heridas, nuestras heridas. Esas heridas suyas son doblemente nuestras: nuestras porque nosotros se las causamos a Él, con nuestros pecados, con nuestra dureza de corazón, con el odio fratricida; y nuestras porque Él las lleva por nosotros, no las ha borrado de su Cuerpo glorioso, ha querido conservarlas, llevarlas consigo para siempre”, indicó el Santo Padre.

En esta línea, el Papa explicó que “las heridas en el Cuerpo de Jesús resucitado son el signo de la lucha que Él combatió y venció por nosotros con las armas del amor, para que nosotros pudiéramos tener paz, estar en paz, vivir en paz”.

Fuente: Grupo ACI Prensa

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