Cada 3 de mayo se celebra La Fiesta de las Cruces o el Día de la Cruz de Mayo.
Es el día del hallazgo por Santa Elena de la Vera Cruz, la cruz donde murió Cristo.
Helena de Constantinopla, la madre de Constantino I, llegó a Jerusalén en el año 326 en busca del Santo Sepulcro y al mandar derruir un templo situado en lo alto del monte del Calvario, fueron descubiertas los restos de tres cruces, una de ellas con propiedades milagrosas.
La Vera Cruz o Santa Cruz, fue situada en un templo construido años después en el mismo lugar, llamado la Basílica del Santo Sepulcro, donde se mantuvo durante algunos siglos.

Los restos de la Santa Cruz o Lignum Crucis
Los restos de la Vera Cruz, son reliquias llamadas Lignum Crucis.
Según la historia, Helena dividió la Santa Cruz en tres trozos; uno de ellos permaneció en Jerusalén y la perdieron los cruzados en 1187 al llevarla con ellos a una batalla; la otra se llevó a Constantinopla, donde se perdió en el siglo VII y la última la llevó a su palacio en Roma, donde se encontró en 1482.
Actualmente el trozo mayor de la cruz se encuentra en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria, España, junto a los restos de Santo Toribio de Jerusalén, quien había sido Guardián de las reliquias en Jerusalén.

Otras reliquias se encuentran en la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma, en San Pedro, en la Catedral de Notre Dame, Paris, en la Basílica del Real Alcázar de la Vera Cruz en Caravaca de la Cruz, Murcia, España (La Cruz de Caravaca) y en otros templos alrededor del mundo.

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