Por Francisco Reyes*

Reyes
Produce tristeza mirar a tantos seres humanos angustiados en las actuales circunstancias en que el mundo está bajo la amenaza de una pandemia cuyas consecuencias son impredecibles. Pero ante tanta incertidumbre, en que el luto ha llegado a la familia con la muerte de un hermano en NYC, mantengo la calma y la serenidad para que el sistema inmunológico no se debilite, abriendo la posibilidad de contraer el virus. En esta cuarentena las precauciones me han enseñado a vencer el miedo para enfocarme en la creatividad poética y en meditación, consciente de que la fe juega un papel importante para mantener el equilibrio emocional y espiritual. Como creyente estoy agarrado de Dios y reviso los actos de mi vida para enmendar los errores del pasado, sin pretender ser santo. Si salgo con vida de esta pandemia, así espero en Dios, habré llegado a la convicción total, por experiencia, de que las cosas materiales tienen valor relativo. Que la solidaridad y la fraternidad valen más que el dinero. Que un abrazo sincero y un apretón de mano no tienen precio cuando se reconoce el valor de la amistad. Sólo aspiro a seguir viviendo en un mundo de mayor comprensión y tolerancia. A compartir con otros lo que tenemos para que sea más armónica la convivencia humana. No todo está perdido: hemos dado valor a la humildad y nos hemos dado cuenta de que nos necesitamos los unos a los otros.
*Periodista, escritor, poeta y cantante de música sacra.