Por Alexander Terrazas *
La ‘peregrinación penitencial’ que hizo el Papa Francisco durante seis días en Canadá, del 24 al 30 de julio, fue un hito histórico que marca un antes y un después en el largo camino de la verdad, sanación y reconciliación entre la Iglesia Católica y los pueblos indígenas canadienses.
Jorge Mario Bergoglio, de 85 años, quien adoptó el nombre de ‘Francisco’ en honor al San Francisco de Asís, cruzó el Atlántico en un avión para disculparse por el papel que desempeñaron algunos sacerdotes y religiosas en el sistema de las escuelas residenciales, que funcionaron en Canadá para ‘occidentalizar’ a niños indígenas desde 1883 hasta 1996.
“Quisiera repetir con vergüenza y claridad: pido perdón humildemente por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas”, expresó en su lengua materna el Papa Francisco, en su primer evento público en la localidad de Maskwacis, Edmonton. Generalmente, el Papa suele recitar sus discursos y homilías en italiano. Sin embargo, durante su viaje apostólico número 37º, el Santo Padre habló en español para facilitar la traducción y para revalorizar sus propias raíces culturales.
En silla de ruedas, afectado por problemas de ciática y rodilla, el Vicario de Roma, visitó a tres ciudades representativas de los tres pueblos indígenas del país: Edmonton, con prevalencia de First Nations; Quebec, con mayoría Métis y finalmente Iqaluit, territorio de los Inuit.
En sus comentarios públicos, el Sumo Pontífice, no solo reiteró una y otra vez sus disculpas por los abusos físicos, psicológicos y espirituales en contra de los indígenas, sino que también defendió la causa de los refugiados, las personas sin hogar, los enfermos y los ancianos. En La Citadelle, la residencia del gobernador general en la ciudad de Quebec, habló de ‘la injusticia radical que contamina nuestro mundo’. “Es escandaloso que el bienestar que genera el desarrollo económico no beneficie a todos los sectores de la sociedad”, dijo Francisco, nacido en argentina y cuyos padres fueron migrantes europeos que llegaron a Sudamérica, desde la segunda mitad del siglo XIX.
En sus seis días en suelo canadiense, el Papa Francisco, no solo se reunió con los líderes de las indígenas, sino que también sostuvo encuentros privados con las autoridades religiosas y civiles de Canadá. Entre ellos, la Gobernadora General, Mary Simon, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien subrayó que pedir perdón no es el final del asunto sino es un punto de partida, un primer paso. “La reconciliación es responsabilidad de todos nosotros”, dijo Trudeau, y agregó que los supervivientes y sus descendientes deben estar en el centro de todo lo que se haga juntos en el futuro.
En su último discurso en Iqaluit, a solo 300 kilómetros al sur del Círculo Polar Ártico, el Papa reconoció una vez más la indignación y la vergüenza que le provoca el rol de algunos miembros de la Iglesia en el funcionamiento de las 139 escuelas residenciales que instauró el Gobierno de Canadá y a las que ya había definido como una experiencia que llevó a la destrucción cultural.
“También aquí, quisiera decirles que estoy muy apenado y quiero pedir perdón por el mal que cometieron no pocos católicos que en esas escuelas contribuyeron a políticas de asimilación cultural y desvinculación”, dijo frente a un grupo de ancianos y jóvenes Inuit. «¡Cuánto mal al romper los vínculos entre padres e hijos, al herir los afectos más queridos, al lastimar y escandalizar a los pequeños!», sostuvo sobre la política de escuelas que fue financiadas por el Estado canadiense y por la que, según estimaciones oficiales, pasaron cerca de 150.000 niños sin el consentimiento de sus padres.
*Periodista radicado en Canadá
Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Hispanos Católicos. Su ayuda nos permitirá:
- Cubrir los costos y necesidades económicas de la página web
- Mejorar y aumentar nuestro contenido
- Llegar a más católicos y acercarlos a Dios con un periodismo positivo
Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto. Gracias!