Por Padre Edgar Romero *
Así como en esta parte del mundo nos regimos por un calendario que llamamos “gregoriano”, que determina el ciclo del tiempo en años, meses, días, horas, fechas festivas y otras muchas cosas; del mismo modo nosotros los cristianos tenemos nuestros “Año Litúrgico” que no es otra cosa que la manera de organizar las fiestas y celebraciones de toda la Iglesia, sobre todo aquella que tienen que ver con la vida de nuestro Señor Jesucristo, la Virgen y los santos. En este sentido, la Iglesia católica en todo el mundo se encuentra en las últimas semanas de su calendario litúrgico que culminará- como todos los años- con la fiesta de Cristo Rey (noviembre 22-2020). Ya el siguiente domingo (noviembre 29-2020) comienza un nuevo año Litúrgico con el tiempo de Adviento.
El Adviento viene siendo para nosotros los cristianos el primer mes del año (enero). La palabra tiene su origen del latín y significa “el que viene o” (ad-vento). El sentido de este tiempo es prepararnos para el gran acontecimiento de nuestra salvación: El nacimiento del Hijo de Dios o más conocido para nosotros como la “Navidad”. Para los cristianos toda la vida de Jesús no son mejor acontecimientos del pasado. Ellos tienen una gran importancia y fuerza para los cristianos de todas las épocas: las del pasado, las del presente y el futuro. Para nosotros celebrar no es sólo recordar un acontecimiento del pasado; es mucho más que eso. Somos invitados a revivir y encarnar en nuestras vidas el significado que tuvo aquellos acontecimientos para las personas de aquella época. La navidad para los cristianos no fue cualquier hecho. Fue un hecho que marcó nuestras vidas y también la historia de toda la humanidad. Al ser un acontecimiento tan relevante para nosotros, es esencial prepararnos con todas nuestras fuerzas.
Es por esta razón que hay un tiempo que llamamos adviento: Preparación para la navidad. Es lo mismo para la Pascua o la fiesta de la Resurrección de Cristo que también tiene un tiempo previo de preparación: la cuaresma. Durante el tiempo de adviento la iglesia invita a todos los fieles a vivir en actitud de “espera” y de “esperanza”. Estas actitudes las exteriorizamos o expresamos con algunos signos externos que acompañan nuestro caminar. El tiempo de adviento consta de 4 domingo previos a la navidad. Cada domingo la liturgia de la Iglesia nos invita a reflexionar con algún personaje de la Sagradas Escrituras que estuvo muy relacionado con la navidad: José, Juan el Bautista, La Virgen María, el Ángel Gabriel… Además, es una tradición durante esta época hacer una corona de adviento a partir de ramos de pino y adornada con 4 velas. Cada vela significa un domingo y la vamos encendiendo de manera progresiva.
Es muy importante para los cristianos preparar nuestras vidas y nuestros corazones para que al recordar estos acontecimientos no pasen desapercibidos o como pasa en muchas ocasiones, dedicados a otra cosa y no en aquello que es más importante: Cristo. Esto es muy frecuente sobre todo en la navidad. Muchas personas gastan mucho tiempo en adornos, en fiestas, en regalos y luces, pero se olvidan de aquel quien es el sentido y la razón de la navidad; Jesucristo. Pero esto no puede pasarnos a los cristianos.
Partiendo desde esta motivación quisiera proponerles algunos “tips” para vivir este tiempo de Adviento que está ya próximo y tomando en cuenta el actual contexto de pandemia.
“tiempo de encuentro”: Aun si estás en cosas o debido a la actual situación de pandemia no puedes reunirte con toda tu familia, aprovecha para estar mas tiempo con las personas con quienes convives. Sentarse a comer juntos, tener conversaciones agradables. De lo que se trata es de valorar y reconocer la presencia del otro. No es tiempo para promover mas el individualismo. Y si vives sólo pues llama algunos amigos o amigas que también vivan solas, que tal vez están enfermos. Puedes incluso tratar de comunicarte con aquellos amigos o familiares con los cuales tienes tiempo sin hablar. Una cosa muy importante dura el adviento es lograr descubrir a Jesús en las cosas más pequeñas y sencillas como hicieron los pastores aquella noche de navidad que el Evangelio de Lucas nos cuenta (Lc 2,15-20)
“Limpieza profunda”: Adviento es un tiempo también de penitencia. De una penitencia alegre y dichosa como de quien arregla su casa y limpia todo porque va a recibir a una gran visita. La limpieza debe ser la de nuestro interior, nuestro corazón. Es una bonita época para pedir perdón como para perdonas. Es excelente para limpiarnos de odios y resentimientos y abrir espacio para que Jesús pueda nacer allí dentro. Si tienen mucho tiempo en casa aprovecha para meditar la palabra de Dios y reconciliarte con tus seres queridos y amigos. Esto traerá más alegría a tu vida.
“momentos de silencio”: Dicen los grandes místicos de la Iglesia que Dios habla en el silencio. Una manera de prepararnos para la navidad es tener espacios de silencio. Vivimos tiempos saturados de ruidos y aturdidos por la avalancha de informaciones y desinformaciones, de malas noticias. Esto genera angustia y ansiedad en las personas y aumenta si estás mucho tiempo en casa. Para sobrellevar esta situación con éxito y de una manera positiva el silencio es un buen remedio. No es hacer silencio externo para aturdirnos de nuestros ruidos internos (los problemas, las preocupaciones, las heridas). El silencio debe ser dentro y fuera. Te propongo pequeños momentos de silencio durante el día (de 5 a 10 min) y deja hablar a Dios. Verás que con el tiempo esto será de gran ayuda.
Así pues, queridos hermanos, no dejes para nuevamente esta oportunidad que Dios y nuestra Iglesia nos regalan cada años para crecer en nuestra vida y nuestro amor con Dios. Que tengas un feliz nuevo años litúrgico
Columnista de Hispanos Católicos