Por Alexander Terrazas *
Juan Gerardo Triviño Torres nació el 16 de octubre de 1.956 en el pueblo de San Andrés de Tumaco, en el departamento de Nariño (Colombia). Era hijo del humilde hogar formado por, don Miguel Ángel Triviño y doña Juana Torres. “Era un hogar muy sencillo, humilde, pero lleno de mucho cariño. Era una casa pobre económicamente, pero digna y llena de amor”, me contó en una entrevista.
Desde sus primeros años de vida sus padres le inculcaron valores y principios que prevalecieron en su forma de ser hasta los últimos días de su existencia. Su niñez, infancia y parte de su juventud vivió en su pueblo natal donde realizo estudios primarios y secundarios en el colegio Liceo Nacional Max Seidel. Su vocación por el sacerdocio se despertó a temprana edad, cuando solo era un niño por los ejemplos que recibía de los padres de la Orden Carmelitas Descalzas, que eran los encargados de la parroquia de San Andrés de Tumaco. “Cuando tenía 10 años yo ya era monaguillo de la iglesia de mi pueblo”, siempre recordaba con orgullo.
Sus limitaciones económicas y la modestia de recursos no fueron obstáculos para lograr sus nobles propósitos. Su espíritu de superación personal y la intuición de que solo a través del esfuerzo por la educación pueden alcanzarse grandes metas, lo motivo a mantener una constante comunión con los estudios y la Iglesia. Ingreso a estudiar Teología en la Universidad de San Buena Ventura de Bogotá en la década de los 80 y al recibirse como diácono, terminó sus estudios en el Seminario Misionero del Espíritu Santo, perteneciente a la Renovación Carismática. Luego, fue ordenado sacerdote en 1.987 en la Diócesis de Leticia, en su país natal Colombia.
“Mi ordenación fue en mi pueblo Tumaco y hubo mucha gente, algunas por devoción y otras por curiosidad, porque nunca habían visto una ordenación sacerdotal en mi pueblo. Recuerdo que fue en la mañana y en la tarde tuve que celebrar mi primera misa”, contó el Padre Juan en vida.
Desde muy joven, por su carisma de buen amigo y hombre de fe, poco a poco se fue dando a conocer en su natal Tumaco. Es al que, a sus 30 años, logra ser el primer sacerdote ordenado de su pueblo y convertirse en un referente de su comunidad. “Mi tío fue un baluarte importante para la comunidad católica del municipio de Tumaco, una persona con un carisma y un amor al prójimo especial. En mis 31 años es la persona más maravillosa que haya conocido”, describió, Max Triviño, sobrino del Padre Juan.
Después de su ordenación sacerdotal, el Padre Juan fue destinado a desarrollar su ministerio en Araracuara, Puerto Santander, en el Amazonas de Colombia. Allí trabajó durante varios años con los indígenas, ayudó a construir escuelas, viviendas y el templo parroquial de la zona, según contó su hermana Lucy Triviño.
De la calidez del Amazonas de Colombia dio el salto a la gélida ciudad de Toronto. Gracias a las gestiones del Padre José David Pérez, que actualmente es el párroco de la Iglesia San Juan Bautista, logró cumplir con todos los requisitos exigidos por la Arquidiócesis de Toronto para llegar Canadá. En principio era un intercambio que iban hacer, pero luego le dijeron que había la posibilidad de pastorear por un año la comunidad hispana de la parroquia San Wenceslao. Y así empezó todo su periplo y el Padre Juan terminó quedándose dos décadas en Toronto.
“En la comunidad hispana San Wenceslao la principal necesidad que yo vi, fue que necesitaban consejerías para consolar esos corazones tristes, por haber dejado su patria, su pueblo, su gente y su hogar. Me dediqué bastante al acompañamiento espiritual porque animándolo podían superar muchas cosas. Yo veía muchas heridas espirituales que necesitaban ser sanadas”, contó el Padre Juan en vida.
Desde el principio hasta el final en la ciudad de Toronto (Canadá), el Padre Juan siempre estuvo vinculado a la comunidad hispana, aunque también es cierto que aprendió el inglés y trabajó con la comunidad inglesa durante un tiempo. Según el documento oficial de la Arquidiócesis de Toronto, el sacerdote colombiano fue pastor asociado de las iglesias de St. Wenceslaus, St. Thomas Aquinas, y administrador de St. James en Toronto. Además, sirvió como capellán de los trabajadores migrantes de Brampton, los fieles hispanos en Durham, y guía espiritual de Encuentro Matrimonial Mundial y del Movimiento de Renovación Carismática Hispana en la Arquidiócesis de Toronto.
Precisamente en 2011, en una reunión del Consejo Diocesano de Sacerdotes, por votación de los clérigos hispanos y del beneplácito del Monseñor Robert Kasun, el Padre Juan Triviño, fue nombrado el primer guía espiritual de la Renovación Carismática Católica Hispana de Toronto. Esta comunidad fue para el Padre Juan su familia y en cada uno de ellos logró dejar sus huellas y hoy, los fieles reconocen su labor con agradecimiento. “Yo soy carismático de corazón”, siempre solía decirles el Padre Juan a sus fieles.
En 2018, el Padre Juan solicitó a la Arquidiócesis de Toronto la cesación de sus funciones por motivos de salud (esto no significa retirarse del sacerdocio, según el derecho canónico). Sufría de diabetes, hipertensión, reumatismo y un conjunto de enfermedades que le impedían desarrollar su ministerio sacerdotal. Pese a la cesación otorgada por la Arquidiócesis de Toronto, el Padre Juan continuó con sus laborales pastorales en Toronto hasta mediados del 2019. Luego se fue a vivir con su familia a Colombia, desde allí fue llamado apoyar a una parroquia de Puerto Rico, por un par de meses y luego regresó su natal Tumaco (Colombia). Durante la Semana Santa estuvo celebrando misas desde el balcón de su casa en medio de la pandemia mundial del Coronavirus. Desafortunadamente, fue infectado por el COVID-19 y por un clínico de neumonía severa fue internado en el hospital de San Andrés de Tumaco. Tras dos semanas de batallar contra la enfermedad y pedir oraciones a la Virgen de Urkupiña, finalmente su noble corazón dejó de latir a las 10 de la noche del domingo 26 de abril. Y de esta manera, el Padre Juan terminó de transitar su camino terrenal por este mundo y comenzó a recorrer su camino espiritual. ¡Buen viaje querido Padre Juan!
*Periodista y amigo personal del Padre Juan Triviño